Un viaje a Mauricio es caminar durante kilómetros sin dejar de sentir la arena fina y el agua fresca del Índico bajo tus pies, observar flores que tardan décadas en brotar (¡como la Palma de Ceilán!) o alucinar con una cascada submarina desde las alturas. Qué contradicción esto último, ¿verdad? Desde una visita a Curious Corner, donde las ilusiones ópticas mandan, hasta vivir una experiencia que nada tiene de ilusoria, paseando con leones y guepardos en el Parque de Aventuras de Casela. En la isla de los siete colores ¡hay cabida para todo!
"Cuenta una leyenda hindú que esta isla está conectada al Ganges a través de canales subterráneos, por obra de Shiva"
Viajar a Chamarel es tener a tus pies un arcoiris de arena, que abarca desde el rojo más intenso hasta el azul más frío, como si de una obra de Van Gogh se tratase. Porque sí, porque un viaje a Mauricio es sentir la brisa fresca del Índico y las gotas que se escapan de sus eternas cascadas, aprender lecciones de vida de cada una de las leyendas que orbitan alrededor de sus templos hindúes y relajarse con los nenúfares del Jardín Botánico de Pamplemousses. ¿Te animas a conocer la isla de la que, según Mark Twain, Dios copió el Paraíso?