Si estás en Atenas y miras hacia arriba contemplarás la inmensidad de la Acrópolis, elevada unos 156 metros y mandada a construir por Pericles como culto a la diosa Atenea hace más de 2.500 años. Este lugar sagrado que quita el aliento y te convierte en protagonista de los mitos y las leyendas de la época es una representación de la Edad de oro de la capital ateniense cuya principal joya es el Partenón, el mayor templo de la Grecia Clásica y uno de los monumentos que hay que visitar en Atenas. ¡Los brazos no te van a dar para abarcar los casi dos metros de diámetro de sus enormes columnas de mármol!
“Después de albergar una iglesia, una mezquita, de sobrevivir a los turcos, a los ingleses y a un terremoto, el Partenón aún conserva su magia”
Aunque sea lo más impresionante, el Partenón no es lo único que hay que ver en la Acrópolis de Atenas. Porque visitar la Acrópolis de Atenas también es visitar su museo y descubrir los mayores tesoros de la época y los restos arqueológicos por donde pasearon Platón y Sócrates. Tampoco podrás apartar la vista del Erecteión, custodiado por las famosas cariátides que te permitirán imaginar cómo sería el Olimpo de los dioses. Con tantas deidades y con tantos templos tus ojos no darán a basto para procesar la grandeza de este lugar sagrado, así que lo mejor es subir a la colina de Filopapo o a la colina de Pnyx para contemplar en su conjunto una de las 30 maravillas del mundo moderno. ¿Necesitas otra excusa para comprar ya la entrada a la Acrópolis de Atenas?