Viajar a Oporto es viajar al corazón de Portugal y es que en cuanto se pone un pie en ella ya se entiende por qué es tan especial. Sus callejuelas medievales y sus azulejos, que son puro lenguaje, combinan a la perfección con un estilo vanguardista y lo último del arte urbano. Una de las librerías más bonitas del mudo es la de Lello, donde además se ambientaron algunas escenas de Harry Potter, entre sus altísimas estanterías, luminosas vidrieras y escaleras para descubrir todos sus secretos. En esta ciudad se inventó el callejear y uno de los barrios con más encanto para perderse entre tradición, antigüedad y decadencia es el de Barredo, ¡el Oporto más típico!
“¡Una ciudad para catar en todos los sentidos!”
Descubrir la ciudad de los seis puentes es navegarla y disfrutar de sus vistas desde el río, y una visita obligada en Oporto es la de sus mercados foodies para conocer toda una cultura gastronómica y mezclarse con los “tripeiros”, como se llama a los lugareños por haber inventado uno de sus platos más típicos. Ver la desembocadura del Duero desde los jardines del Palacio de Cristal a espaldas del Océano, dar un paseo al atardecer por la Ribeira y acabar en una de sus terrazas brindando con uno de los símbolos de esta ciudad bajo los últimos rayos, a la luz atlántica… Ya lo ves, ¡un viaje a Oporto es una joya!