Viajar a Bucarest es sumergirse en “la Pequeña París” y en sus monumentos y edificios de los siglos XIX y XX. Para conocer la capital de Rumanía es necesario perderse por sus calles, como la Avenida de la Victoria, donde se encuentran el Ateneo Rumano y la Plaza de la Revolución, o la Calle Kiseleff, uno de los pocos lugares de la ciudad donde se pueden encontrar edificios anteriores a la Segunda Guerra Mundial y, por supuesto, el Arco del Triunfo, ¡razón principal de que Bucarest se haya ganado esta comparación con la capital francesa!
"El Parlamento Rumano es el segundo edificio administrativo más grande del mundo, después del Pentágono"
Otras cosas que verás en tu viaje a Bucarest es que está surcada por el río Dambovita y una gran cantidad de lagos, por eso es una ciudad en la que no pueden faltar zonas verdes que ver y disfrutar, como el paseo entre árboles de la Calle Kiseleff y el Parque Herastrau. Porque sí, es posible que Bucarest, entre terremotos e invasiones, no tenga un gran patrimonio histórico, pero es tan auténtica que su historia se respira simplemente al caminar sin rumbo por sus callejuelas y avenidas.