Cuando viajes a Quito descubrirás un país que, por voluntad propia, ha decidido mantenerse lejos del foco turístico. Nada más llegar- y sin ser consciente de ello- pondrás un pie en el aeropuerto más moderno de toda América Latina; en un aeropuerto que funciona como el perfecto reflejo de una sociedad que, reacia a cortar sus raíces, ha decidido subirse con sus costumbres ancestrales al tren del siglo XXI. Porque el hecho de que Quito sea el lugar exacto desde el que Orellana comenzó a explorar el Amazonas no hace que deje de ser, también, una ciudad con grandes rascacielos y un ambiente nocturno envidiable.
"La ciudad toma su nombre de los Quitus: una tribu cargada de supersticiones que poblaba la zona"
Todo esto lo podrás comprobar por ti mismo al pasear por la Plaza de la Independencia o pararte a contemplar las vistas que te ofrece el Mirador de El Panecillo, desde donde tendrás la oportunidad de observar la Virgen de Apocalipsis, ¡aún más grande que el Cristo de Corcovado en Río! ¿Quieres descubrir el “Templo de Salomón en Sudamérica”? Entonces pásate por la Iglesia de la Compañía de Jesús y tendrás ante ti uno de los templos jesuitas más bellos del mundo. ¡Coge la maleta y ven a tomarte un delicioso vaso de chicha morada en la latitud 0!